domingo, 25 de diciembre de 2011

Serendipity

Para otros usos de este término, véase Serendipity (película).
 
 
Una serendipia es un descubrimiento o un hallazgo afortunado e inesperado. Se puede denominar así también a la casualidad, coincidencia o accidente.

En la historia de la ciencia son frecuentes las serendipias. Por ejemplo, Albert Einstein reconoce esta cualidad en algunos de sus hallazgos. También existen casos de serendipias en obras literarias, cuando un autor escribe sobre algo que ha imaginado y que no se conoce en su época, y se demuestra posteriormente que eso existe tal como lo definió el escritor, con los mismos detalles. No se debe confundir con la anticipación o la ciencia-ficción, donde se adelantan inventos mucho más genéricos que casi todo el mundo cree que probablemente existirán algún día.

Etimología e historia

El término serendipia deriva del inglés serendipity, neologismo acuñado por Horace Walpole en 1754 a partir de un cuento tradicional persa llamado «Los tres príncipes de Serendip», en el que los protagonistas, unos príncipes de la isla Serendip —que era el nombre árabe de la isla de Ceilán, la actual Sri Lanka),— solucionaban sus problemas a través de increíbles casualidades. Las versiones inglesas del relato provienen del libro Peregrinaggio di tre giovani figluoli del re di Serendippo publicado en Venecia en 1557 por Michele Tramezzino, según traducción de Christoforo Armeno.[1] [2] El cuento se recoge en el libro de poemas de 1302 Hasht Bihist ("Ocho paraísos") de Amir Kushrau.[2]

La palabra serendipia se usó mucho en sus orígenes, pero fue cayendo en desuso. Ha sido rescatada recientemente gracias al renovado interés en este tipo de asuntos y a otros motivos culturales (hay una película del año 2001 dirigida por Peter Chelsom y protagonizada por John Cusack y Kate Beckinsale).

El término chiripa, mucho más utilizado en lenguaje coloquial, podría considerarse también como un sinónimo de serendipia, si bien se tiene como un modismo de uso no general en el mundo hispanoparlante, se usa con una connotación más bien festiva y se refiere comúnmente a casualidades o eventos fortuitos en la vida cotidiana, incluso a hechos intrascendentes.

También se habla a veces de «pseudoserendipia», en la cual el investigador, tras haber investigado mucho sobre algo sin obtener resultados, consigue finalmente su objetivo, pero a causa de un accidente fortuito o una revelación. Esto suele suceder en los episodios de la serie de televisión Dr. House, donde Gregory House acaba resolviendo muchos de los casos por una revelación, aunque después de mucho investigar. También se aprecia en la película Back to the future donde el Doctor Emmett Brown obtiene la idea de cómo construir el condensador de flujo al despertarse «después de golpearse en la cabeza con el lavabo al resbalar cuando trataba de colgar un reloj de pared en el baño subido en el retrete».

Serendipias en ciencia y tecnología
  • Si bien existen varias teorías acerca del origen del dulce de leche, la más popular y ampliamente difundida es que fue producto del olvido de una criada, al dejar en el fuego la leche con azúcar (preparación conocida en esa época como "lechada").
  • Según Umberto Eco, la llegada de Colón a América sería una serendipia.
  • A mediados del siglo XIX, se intentó buscar un material para sustituir el marfil de las bolas de billar. En 1870, John Wesley Hyatt, un inventor de Nueva Jersey, estaba prensando una mezcla de serrín y papel con cola, porque creía que así conseguiría el nuevo material. Pero se cortó un dedo, y fue a su botiquín. Sin querer, volcó un frasco de colodión (nitrato de celulosa disuelto en éter y alcohol). Esto provocó que quedara en su estantería una capa de nitrocelulosa. Al verla, Hyatt se dio cuenta de que este compuesto uniría mejor su mezcla de serrín y papel, en lugar de la cola. De este modo se inventó el celuloide.
  • En 1922, Alexander Fleming estaba analizando un cultivo de bacterias, cuando se le contaminó una placa de bacterias con un hongo. Más tarde descubriría que alrededor de ese hongo no crecían las bacterias e imaginó que ahí había algo que las mataba. Aunque él no fue capaz de aislarla, ese episodio dio inicio al descubrimiento de la penicilina.
  • El químico Friedrich Kekulé llevaba mucho tiempo intentando encontrar la huidiza estructura de la molécula de benceno. Simplemente, no se conocía una estructura de seis carbonos que tuviera las propiedades químicas que exhibía. Según cuenta él mismo en sus memorias, una tarde, mientras volvía a casa en autobús, se quedó dormido. Comenzó a soñar con átomos que danzaban y chocaban entre ellos. Varios átomos se unieron, formando una serpiente que hacía eses. De repente, la serpiente se mordió la cola y Kekulé despertó. A nadie se le había ocurrido hasta ese momento que pudiera tratarse de un compuesto cíclico.
  • Las famosísimas notas Post-it surgieron tras un olvido de un operario, que no añadió un componente de un pegamento en la fábrica de 3M. Toda la partida de pegamento se apartó y guardó, pues era demasiado valioso como para tirarlo aunque apenas tenía poder adhesivo. Uno de los ingenieros de la empresa, hombre devoto, estaba harto de meter papelitos en su libro de salmos para marcar las canciones cuando iba a la iglesia. Los papelitos no hacían más que caerse. Pensó que sería ideal tener hojas con un poco de pegamento que no fuera demasiado fuerte y que resistiera ser pegado y despegado muchas veces. La vieja partida de pegamento malogrado acudió a su mente. Habían nacido las notas Post-it.
  • Niels Bohr llevaba mucho tiempo trabajando en la configuración del átomo. Tuvo un sueño en el cual vio un posible modelo de dicha configuración, y al despertar, lo dibujó en un papel, sin darle mucha importancia. Poco tiempo después, volvió a ese papel y se dio cuenta de que realmente había hallado la estructura del átomo.
  • El Principio de Arquímedes fue descubierto al introducirse en una bañera y observar cómo su cuerpo desplazaba una masa de agua equivalente al volumen sumergido. Salió desnudo a la calle gritando la famosa palabra: ¡eureka!.
  • El Dr Albert Hofmann descubrió accidentalmente una de las drogas alucinógenas más poderosas, el LSD (ácido lisérgico dietilamida). Según relata en su libro "My problem child", en el curso de su investigación sobre los derivados del ácido lisérgico obtuvo el LSD-25, el cual se demostró como poco interesante desde el punto de vista farmacológico, por lo que se dejó de investigar sobre él. Sólo cinco años más tarde, y debido a que, sin motivo aparente, no podía olvidarse de aquella sustancia, volvió a sintetizarla para una ulterior investigación, lo que era muy excepcional al haber sido ya inicialmente descartada. Cuando procedía a su cristalización se sintió afectado por una mezcla de excitación y mareo, viéndose forzado a abandonar el trabajo en el laboratorio. Presumiblemente, a pesar de sus precauciones, una mínima cantidad de LSD tocó la punta de sus dedos y fue absorbida por su piel. Ya en su casa, despierto, pero en un estado de ensoñación, percibió una serie interminable de fantásticas imágenes con intensos y caleidoscópicos juegos de formas y colores, que no se desvaneció hasta pasadas unas dos horas.
  • Politetrafluoretileno (más conocido por su nombre comercial Teflón®). Fue descubierto en 1938, mientras el Dr Roy J. Plunkett trabajaba en el desarrollo de sustancias refrigerantes y debido a un mal funcionamiento durante sus experimentos realizó el hallazgo.

Serendipias literarias

  • Jonathan Swift describió dos supuestos satélites naturales de Marte en su libro Los viajes de Gulliver, de 1726. Voltaire también mencionó en su relato fantástico Micromegas de 1752 que Marte poseía dos lunas. El descubrimiento de los dos satélites marcianos, Fobos y Deimos, no ocurrió de forma oficial hasta 1877. La óptica disponible durante la vida de Swift y Voltaire no permitía ver esos cuerpos celestes tan pequeños y que se separan tan poco de la esfera de Marte.
  • En el libro Futility, or the Wreck of the Titan se narra el naufragio de un barco llamado Titan. Dicho libro fue escrito en 1898, 14 años antes del naufragio del Titanic, y las coincidencias son asombrosas. De entrada, el nombre de ambos barcos, el hecho de hundirse ambos en su viaje inaugural. Sus dimensiones similares (75000 toneladas y 66000, 243 m de eslora y 268) o el apellido del capitán en ambos casos (Smith).
  • Caso parecido es el de Julio Verne, que un día dijo: "Todo lo que un hombre pueda imaginar, otros podrán hacerlo realidad". Así se ve en sus novelas futuristas, que luego se hicieron realidad: De la Tierra a la Luna (1865), Veinte mil leguas de viaje submarino (1869), escritas en una época en la que esos hechos sólo cabían en la imaginación o en la intuición, y que luego se tornaron realidad con el transcurso del tiempo.

Véase también

Referencias

  1. Pérez Tamayo, Ruy (en español). Serendipia:Ensayos sobre ciencia, medicina y otros sueños. México: Siglo XXI Editores. p. 151. ISBN 9682305640.
  2. a b Ben Amos, Dan (2006) (en Inglés). Folktales of the Jews: Tales from Eastern Europe. Jewish Publication Society. p. 318. ISBN 0827608306.

Enlaces externos

 

jueves, 22 de diciembre de 2011

O HOLY NIGHT...

O HOLY NIGHT
By Celine Dione
O holy night
The stars are brightly shining
It is the night of our dear Saviour's birth
Long lay the world in sin and error pining
Till he appeared and the soul felt its worth
A thrill of hope the weary world rejoices
For yonder breaks a new and glorious morn
Fall on your knees
Oh, hear the angel voices
O night divine
Oh, the night when christmas was born
O night divine
Oh, night
Oh night divine
Truly he taught us to love one another
His law is love and his gospel is peace
Chains he shall break, for the slave is our brother
And in his name all oppression shall cease
Sweet hymns of joy in grateful chorus raise we
With all within hearts we praise His holy name
Christmas (Christmas) is the Lord
Then ever, ever praise we
Noel
Noel
Oh night, o night divine
Noel
Noel
Oh night, o night divine
Noel
Noel
Ooh, ooh holy night

domingo, 18 de diciembre de 2011

El Estado Laico

Una de las grandes conquistas de Occidente es el estado laico. Hasta el siglo XVII en Europa la Iglesia Católica legitimaba el derecho divino de los reyes y de la aristocracia a ejercer un poder despótico y sin límite.

La reforma protestante y las guerras religiosas que desangraron al continente por un siglo consolidaron regímenes parlamentarios en Inglaterra y Holanda, para ser seguidos más adelante por Francia, Alemania y los países nórdicos. Sólo quedaron bajo la égida católica y ortodoxa España, Portugal, Italia y Polonia, Grecia, Rusia y el este europeo.

El estado laico tiene como fundamentos la soberanía popular, la igualdad de sus ciudadanos frente a la ley, la garantía de los derechos humanos y civiles, la protección de las minorías y el imperio de la ley. Las religiones pueden ser ejercidas libremente, pero ninguna puede ejercer un dominio o influencia en detrimento de los ciudadanos o de otros credos. Los nacimientos, matrimonios, divorcios y los cementerios los regula la autoridad civil, que no religiosa. La educación y la salud son orientadas por la ciencia, no por la superstición. La educación sexual y procreativa son universales e impartidas por el Estado, siendo guiadas por nociones de salud pública. El aborto y la eutanasia son decisiones íntimas que pertenecen a los ciudadanos, en especial a las ciudadanas, los que no pueden ser desplazados por religiosos iracundos e ignorantes.

El legado hispánico de Colombia la colocó en la órbita del despotismo y del estado confesional. Acá no hubo aristocracia, pero sí unos hacendados con dominio sobre hombres y tierras, cuyo poder también ha sido legitimado por la Iglesia y el Partido Conservador, tendencias que se han fortalecido mucho en los últimos años.

El sistema de castas y esclavista español ha dejado profundas huellas en el cuerpo social colombiano, cruzado por la desigualdad. Demasiadas generaciones han sido mal educadas en el aplastamiento de la voluntad individual y en el temor hacia los pensadores prohibidos por el Vaticano o a discutir libremente con el apoyo de la ciencia.

Por más regímenes federalistas, repúblicas liberales o Estado Social de Derecho que hayamos tenido, el poder oscurantista de la Iglesia y de sus activistas nos devuelve a la caverna de la prohibición del deseo y al sufrimiento innecesario. Las mujeres colombianas deben arriesgarse a abortar bajo condiciones aberrantes porque la reacción religiosa les cierra las puertas de las clínicas, en desacato de la constitución y de las leyes.

Un procurador católico revive las acciones temerarias de Laureano Gómez, el mismo que nos llevó a la cruenta guerra civil de hace 60 años, para destituir a una senadora y suspender a un alcalde elegidos por el voto popular, que coinciden en ser opositores del conservadurismo. Logra además prohibir en la práctica el aborto.

Es espeluznante que las sentencias de la Corte Constitucional, que permiten el aborto en casos de malformación del feto, violación y amenaza de la salud de la madre, no hayan impedido que más de 300.000 abortos en Colombia se lleven a cabo en la insalubre clandestinidad. Una periodista archiconservadora llega a decir que el procurador defiende el derecho de los débiles que no han nacido todavía, cuando lo que ataca es el derecho de cada mujer a decidir en su fuero íntimo qué es lo mejor para ella y para su feto.

Ese fuero interno de los ciudadanos es el que en últimas defiende el estado laico.

Pór SALOMÓN KALMANOTIZ
Publicado en El Espectador, de Bogotá, lunes 16 de mayo de 2011.